
El año se termina y la nostalgia de viajar llama a mi puerta. Hace dos años visitamos por primera vez Roma, mi amiga Raquel y yo. Fuimos a ver a nuestro amigo Miky que estaba realizando allí el postdoctorado y nos acogió en su casa haciéndonos, en parte de las jornadas, de maravilloso guía. Estuvimos un fin de semana largo, de viernes a lunes. A pesar de la lluvia, la ciudad me fascinó y me dije, tengo que volver. ¿Cuándo será eso? Espero que pronto porque se me quedaron muchas cosas pendientes, sitios que visitar o comida por probar, como la famosa carbonara o los deliciosos helados.
Los viajes y la organización de los mismos me parece algo muy personal. Ya sabéis que me encanta visitar los mercados de abastos o mercados de productores de las ciudades. Fuimos una mañana al Mercado Central de Roma (Via Giovanni Giolitti, 36), que no nos entusiasmo. Era un mercado enclavado en la estación de trenes de Roma Termini, tipo gourmet con puestos para comer, similar al Mercado de San Miguel de Madrid. Muchos mercados de productores se me quedaron pendientes y el mercado de Campo di Fiori no lo pudimos visitar tampoco.
En esta primera toma de contacto visitamos el Coliseo, el Foro Romano y el Palatino. No faltaron iglesias, y os recomiendo no perderos la especial cúpula con trampantojo de la Iglesia de San Ignacio. Otra maravilla que tenéis que ver es la escultura de Moisés de Miguel Ángel en la Iglesia San Pietro in Vincoli. Muy cerca de esta iglesia aprovechamos para hacer una parada para comer, en Pizzeria Boccaccia (Via Leonina, 73), un pequeño local de pizzas «al tagglio» o al corte.


La variedad de pizzas era muy grande, masa fina, crujiente y abundante en ingredientes. Se pedían al corte y pagabas al peso. Las calentaban en el horno para comer en el local o en la calle. El local es muy pequeño y modesto, no cuenta con baño y encontrar sitio en el interior es casi un milagro. Además de las pizzas pedimos unos suppli y arancini, un aperitivo que es una croqueta de arroz con diferentes condimentos. El arancini era de sabor idéntico al arroz a la cubana.
Fundamental patearse la ciudad y descubrir cada rincón de la misma. Personalmente me dejó boquiabierta girar en una esquina y encontrarme de cara la Fontana di Trevi, observar todos sus detalles y conocer los simbolismos de los mismos. Aquí también hay una ventana trampantojo, a ver si sabéis dónde. Otro de los sitios del que guardo muy bonito recuerdo es de El Panteón de Agripa. No os lo perdáis.

En cuanto a las comidas alternamos comer en el apartamento y disfrutar de la gastronomía en los restaurantes y locales de la ciudad. Me recomendaron muchos sitios y Miky también nos llevó a los que había descubierto en sus meses viviendo allí.
Algunos de los sitios que me recomendaron y que no pude probar en esta primera vez en Roma, pero que pienso probar en la próxima fueron: Otello alla Concordia (Vía Mario de’ Fiori, 40) cerca de la Plaza España para disfrutar de una rica carbonara, La Carbonara (Piazza Campo de’ Fiori, 23) sobra decir lo que puedes comer aquí, Pizzería Da Baffetto (Via del Governo Vecchio, 114) muy pequeña pero una de las más celebres de la ciudad, La Montecarlo (Vicolo Savelli, 13) sitio muy barato para comidas.
En Naumachia Ristorante (Via Celimontana,7), muy cerca del Coliseo, disfrutamos de una cena muy rica con diferentes platos de pasta y de postre tiramisú. La pasta siempre al dente, que como diría mi amiga, ¡esta gente no ha cocido la pasta! Creo que estamos acostumbrados a otro punto de cocción y de primeras sorprende.
Los dulces de esta ciudad merecen también una mención especial. Tropezarás con un montón de heladerías por toda la ciudad, escaparates repletos de galletas y pasteles, y otro clásico, el tiramisú. Mucha gente me recomendó Pompi, con diversas variedades de este postre tan italiano. Si eres amante del café dicen que el mejor espresso es el de Sant’ Eustachio II Caffè (Piazza di S. Eustachio, 82). Las colas son grandes en el local y te recomiendo pedirlo en la barra si no quieres hacerte un roto en el bolsillo.
Si te apetece disfrutar de un momento dulce, no te pierdas la pastelería I Dolci di Nonna Vincenza (Via dell’Arco del Monte, 98). Uno de los días tomamos para merendar un chocolate caliente, que apetecía mucho, con unos cannoli y unos Cassatine di Sant’Agata. La variedad de cannoli era amplia con rellenos como ricotta, chocolate, pistacho, almendra pero sin duda el de limón me encanto por lo natural y potente de su sabor. Los cassatine son parecidos a los bizcochos borrachos con un glaseado con forma de pecho, aludiendo al martirio de Santa Águeda. Es una pastelería preciosa con un producto de origen siciliano espectacular. Os dejo su web para que se os pongan los dientes largos https://www.dolcinonnavincenza.com/.
Hay una curiosidad en la ciudad y son sus fuentes de agua potable, ¿sabes cómo beber de ellas? Fácil, en el caño hay un pequeño agujero. Debes tapar con tu mano el chorro grande y saldrá desde ese pequeño agujero un chorrito perfectamente orientado para beber con comodidad. Si no te lo cuentan, beberías al modo tradicional.
Ciudad del Vaticano

El último día lo pasamos en la Ciudad del Vaticano. Nos hizo muchísimo mejor tiempo, por lo menos no llovió lo cual agradecimos. Entramos en la Basílica de San Pedro (Piazza San Pietro), que te recomiendo por lo majestuosa que es y por el placer de contemplar la Piedad de Miguel Ángel. Otro de los atractivos turísticos que puedes visitar son los Museos Vaticanos. Te adelanto que no conseguirás verlos en un solo día. Nosotras estuvimos un total de tres horas que terminaron admirando la espectacular Capilla Sixtina.

Para comer fuimos a un sitio de pizza al corte, Pizza Zizza (Via delle Fornaci, 11) en el que nos atendieron fenomenal. Pedimos un surtido de pizzas y de postre una panna cotta y un tiramisú muy ricos. El local era muy pequeño. Comimos en una terraza en la calle, para lo que esperamos un poco.
Recomendaciones generales
- Cuando podamos volver a viajar no se si algunos de estos sitios habrán cambiado sus condiciones.
- Son de acceso gratuito las iglesias, Basílica de San Pedro, Panteón de Agripa.
- Si viajas con poco tiempo te recomiendo que saques con antelación las entradas por internet del Coliseo, el Foro y el Palatino y de los Museos Vaticanos, evitando las largas colas.
- Nosotras dedicamos dos horas a Coliseo, dos horas a Foro Romano y el Palatino, una hora a la Basílica de San Pedro, y tres horas a los Museos Vaticanos.
- Para la Basílica de San Pedro, te recomiendo estar allí a las 9h de la mañana. Hay controles de seguridad para entrar y se forman grandes colas.
- Ábrete hueco entre la marabunta y tira tu/s moneda/s a la Fontana di Trevi. Si tiras una moneda volverás a Roma, si tiras dos monedas encontrarás el amor de un/a italiano/a, y si tiras tres monedas te casarás con la persona que conociste.
- La ventana trampantojo de la Fontana de Trevi está en la esquina superior derecha. Cuenta la leyenda que el arquitecto tuvo un sueño en el que alguien se suicidaba desde esa ventana y decidió no construirla. En su lugar está pintada para no romper la armonía y simetría de la fachada.
- El idioma oficial es el italiano y la moneda el euro.
- El transporte es el punto negativo que le pongo a la ciudad. Así que mira bien tu alojamiento y que sea lo más cercano a los lugares que quieras visitar. Creo recordar esperar casi una hora a que pasara un tranvía para volver casa.

Espero que os sea de interés esta información. Si tenéis alguna recomendación de sitios para comer me encantaría conocerlas y si tenéis alguna pregunta más detallada podéis escribir en los comentarios o al correo de gastrolibreta@gmail.com.
¡Gracias por leerme!
